"La práctica médica no entraña solamente tejer, entretejer y tener activas las manos, sino que debe inspirarse en el alma, estar plena de conocimiento y tener como componente preciado la observación aguda y minuciosa; todo ello, junto con los conocimientos científicos exactos, son los requisitos para que la práctica médica sea eficiente."
Moisés ben Maimón (1135-1204)

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martes, 5 de mayo de 2009

PROCESO: Los muertos del sistema: El Rostro de los Muertos por Influenza

Marcela Turati

Proceso 1 de Mayo 2009 México D.F.


Hay domicilios que no aparecen en el registro oficial de fallecimientos en el Distrito Federal, pero en los que se guarda luto por personas que murieron por enfermedades respiratorias. Proceso entrevistó a familiares y médicos; recorrió hospitales, y se topó con historias que desnudan las debilidades de un sistema de salud colapsado. Un sistema que en algunos casos terminó por darle a la gente un puntapié al abismo.

La muerte por influenza en México tiene el rostro de un subdirector del ISSSTE que estuvo en lista de espera mientras se liberaba una cama, un neumólogo y unos antivirales. El de un paisano que pasó sus últimas horas en una silla, compartiendo el aire y el hombro con otros enfermos en sala de urgencias. El de una joven arquitecta recluida sin diagnóstico junto a pacientes contagiados. El de un niño de cinco años a quien le negaron la vacuna de la influenza invernal porque la enfermera consideró que ya estaba grandecito…
Ellos están registrados en las bitácoras oficiales –sin análisis de laboratorio de por medio– como "muertos por influenza". Tienen nombre, apellido, un porvenir cancelado y familias que les lloran y les rezan un novenario.
Comparten entre sí un historial de diagnósticos errados o tardíos, la peregrinación previa entre clínicas (públicas, privadas o "similares"), el purgatorio en salas de espera, la falta de los fármacos que les hubieran salvado la vida.
Sus muertes forman parte de las 264 registradas del 1 al 26 de abril en la Ciudad de México a causa de "insuficiencias respiratorias agudas" o "neumonías atípicas", lo que no significa que se trate por fuerza de casos de influenza A.
Hasta el 13 de abril, día que murió en Oaxaca la primera mujer por esa variedad de influenza, habían sido registrados 108 fallecimientos por causas respiratorias en la capital. Los siguientes 13 días perecieron muchos más: 156.
Llama la atención que los primeros 21 días de abril fallecieron de neumonías atípicas nueve personas menores de 40 años sin historial de enfermedades, y que del 22 al 26, en sólo cinco días, fallecieron ocho personas jóvenes y, poco antes, sanas.

La estadística oficial a la que este semanario tuvo acceso se corta el domingo 26, tres días después de que fue reconocida oficialmente la epidemia. La muerte inexplicable tocó lo mismo a una empleada de mostrador de 22 años, en Ixtapaluca; a un ayudante de cocina de 26 años de la delegación Álvaro Obregón; a un empleado y un médico treintañeros, respectivamente de Iztapalapa y del Estado de México; que a una ama de casa de Neza, a una arquitecta de 26 años, y un niño de 9, de Tlalpan.
En la delegación Iztapalapa del Distrito Federal vivía 22% de las personas que murieron por “causas respiratorias” entre el 13 y el 26 Anril, 11% en Gustavo A. Madero, 9% en Venustiano Carranza y 7% en Iztacalco, Benito Juárez y Álvaro Obregón.
Delos fallecidos, 87 eran hombres y 84 mujeres. El 34% tenían menos de 40 años.

Trato como a cualquiera
El registro fúnebre 265 corresponde a un médico mexiquense de 32 años. La causa de su muerte quedó registrada en las bitácoras oficiales como "neumonía aguda grave: influenza".
El joven cuyo nombre se omite, era subdirector del ISSSTE de Texcoco y atendía parientes como médico general. Estaba casado con la joven de la que se enamoró desde que iniciaron juntos la carrera de medicina. Era hijo de otro médico y tenía dos hermanos.
La segunda semana de abril sintió liebre y dolor de huesos, y tuvo tos. Como se automedicó y no sintió mejoría, un colega le subió la dosis. Días después arrojaba fle-mas con sangre. Se hizo estudios que determinaron neumonía. Trató de internarse en el Hospital General de las Américas, pero no lo aceptaron: no había camas disponibles. En un laboratorio particular tuvo que sacarse placas de pulmón y tórax.
El sábado 18 consiguió ingresar a terapia intensiva del Hospital del ISSSTE ubicado en la avenida Politécnico. Ya iba inconsciente.
Los medicamentos que le recetaron no se encontraban en la farmacia del hospital. Sus familiares, uno de ellos médico del ISSSTE, llamaron a los directivos de Toluca para que "liberaran" Ios medicamentos
Porque, sostienen, "sí había".
La familia tuvo que contratar a un neumólogo privado del hospital ABC, porque el ISSSTE no tenía ninguno disponible. El médico diagnosticó que le estaban dando mal servicio al paciente y dijo que necesitaba aparatos para atenderlo.
Ana Lilia, la hermana del médico -con cubre bocas desde atrás de la reja de su casa cerrada con llave-- recuerda: —Mi papá y mi cuñada hablaron con el director, le dijeron que muera posible que trataran así a un funcionario de nivel subdirector del ISSSTE, que cómo lo trataban como cualquier otro pariente".
La familia padeció la cruel burocracia hospitalaria. Sin compasión, los médicos les dijeron que iba a morir y la noticia, así, de botepronto. Provocó que los nervios de la mamá colapsaran.

“Entro el sábado y hasta el miércoles le dieron el antiviral. Si se lo hubieran dado a tiempo la hubiera librado”, dice la hermana de ojos tristes. Desde adentro de su casa de interés social se escucha el grito de su hijo, aburrido por el encierro.
El médico falleció el 25 de abril a las 10 y media de la mañana. Ese mismo día, en terapia intensiva, se encontraba hospitalizado su hermano, con los mismos síntomas.

No supieron qué tenía
En las fotos. Adriana aparece sonriente, abrazando a sus perros salchicha y esquiando feliz. ¿Qué iba a preocupar a esta veinteañera recién egresada de arquitectura? No un catarro.
''La verdad, mi hija no se cuidaba la gripa, se bañaba en la noche y salía luego con pijamita ralita, dejaba la ventana abierta y aquí en el Ajusto hace mucho frío. Cuando se puso mala tenía la Ventana abierta, le dio neumonía, no fue la influenza. No sé si la contagiaron en el hospital, no sé que pasó.”
Lo dice su mamá, Silvia Vaca, quien quiere hablar de su hija para que todos se enteren de que no murió por la epidemia, con el fin de evitar la marginación, de la que ya fue objeto por unos familiares que no quisieron Velarla.
Adriana aparece en el registro de muertes por males respiratorios en el Distrito Federal con una acotación: "Neumonía por virus de la influenza—. Su mamá lo niega. Dice que el martes 21 ingresó al hospital privado San José con diagnóstico de neumonía.
Un día después de que el gobierno decretó la emergencia, cuando Adriana ya estaba en terapia intensiva, en el hospital les sugirieron que la cambiaran a otro lugar. "Les urgía que la sacáramos de ahí", dice la señora Silvia.
Adriana ingresó al Centro Médico de Especialidades, al quinto piso, cama 514, directo al pabellón para pacientes con influenza. Su familia ya no volvió a verla. Murió en menos de 24 horas, el sábado 25 en la mañana.
"Hubo negligencia -acusa-: en el Centro Médico tenían la obligación de hacerle un estudio antes de meterla a donde había influenza. Y en el San José apenas este lunes nos entregaron los estudios que le hicieron para ver si era influenza, y salió negativo. ¿Ya para qué me lo entregan, si ya mi hija murió'?"
En la nebulosa del diagnóstico y la desconfianza quedó también la familia de Oscar Corona Pérez, un niño de cinco años que se asoma en la foto de su último cumpleaños, mirando su pastel, en la sala de su casa, junto a la cual reposan sus cenizas.

Hasta la Semana Santa tuvo fiebre. Un doctor particular le diagnosticó gripe y lo medicó, otro le cambió la receta. El jueves 16 se quejaba tanto del dolor de garganta que sus papás lo llevaron a la clínica 11 del IMSS pero no les permitieron dejarlo porque no tenía fiebre. Lo mismo en la clínica 27.
A la mañana siguiente, Oscar entró al hospital La Raza, por Urgencias, vomitaba y se convulsionaba. Le diagnosticaron neumonía, después bronconeumonía, luego que quizá tenía "un virus o una bacterita".
"Desde que lo subieron yo estaba conforme porque le dieron un cuarto solo para él. pensaba que estaba rebién atendido, hasta que después supe que estaba aislado", dice Marisela Pérez, su mamá.
Oscar murió el 24. En el hospital les ordenaron incinerarlo, "para que el virus no fuera a salirse". Su muerte no está registrada en las estadísticas oficiales. En su acta de de-función, sin embargo, se lee como causa de fallecimiento: "Neumonía por influenza".

"Los doctores me acusaron por negligencia, me dijeron que por qué no lo había vacunado, pero yo sí lo llevé a vacunar en diciembre, pero no le pusieron la vacuna que porque era nomás hasta los dos años", se defiende ella.

"Se necesitan jabones"
Otros rostros de esta peste moderna son los de los médicos y enfermeras que, a tientas, sin aviso, intuyeron que algo raro había en el ambiente, improvisaron medidas para aislar la avalancha de pacientes con neumonías atípicas y, en algunos casos, dan la pelea para exigir equipamiento especial en sus hospitales.
"Pedimos insumos, gogles, cubre bocas, batas, jabón, porque no tenemos", dijo la fisioterapeuta Adriana, una de las trabajadoras del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) que salió a manifestarse a la calle el lunes 27 a mediodía. Atrás de ella, la enfermera Maru Vargas, con 35 años de servicio, se quejó de que llevaba cubre bocas como única protección, a pesar de que atendía a los enfermos de Urgencias.
"Todos los pacientes se mezclan -detalla-, desde los que tienen crisis asmática, tuberculosis o influenza. Ahí tienen que esperar hasta que se desalojen las camas."
La influenza antes llamada porcina desnudó ante el mundo las debilidades del sistema de salud mexicano, donde los pacientes tienen que mendigar un turno para una diálisis de riñón, las listas de espera para recibir tratamiento son interminables y cada paciente tiene que llevar sus gasas y bisturís para su operación. Donde los doctores se manifiestan por falta de insumos.
"Los médicos sí estábamos preparados para esta contingencia pero todo se atoró en el sistema organizacional: no se dieron órdenes desde las oficinas centrales, apenas se están armando los espacios en los hospitales, no hay un seguimiento epidemiológico para los infectados y sus familias, no se ha armado al equipo de atención médica de cada hospital, no aparece el equipo esencial que teníamos", lamenta un médico que trabaja en el IMSS y en el ISSSTE, quien está capacitado para el control de epidemias.
"Lo único que han hecho bien es avisar ala población y ahora estamos en una lucha contra el tiempo", opina. Este es el sistema de salud que tienen que enfrentar las personas contagiadas por influenza. El mismo que ganó el concurso del trámite burocrático más inútil y gana en recomendaciones por violación de derechos humanos; en el que se venden los exámenes para residencias médicas; las licitaciones las ganan los amigos de los gobernadores y los compadres ocupan secretarías de salud y direcciones de hospitales.

La nacionalidad de la muerte
¿La influenza respeta la nacionalidad? Si no, ¿por qué los gringos no se mueren? ¿Si Hugo García hubiera enfermado en Estados Unidos se hubiera salvado? La duda es cruel pero real. Después de 20 años en Boston, Hugo regresó a México, se reencontró con Lourdes, su enamorada desde que eran quinceañeros, y hace cinco meses se casaron.
A mediados de abril, Hugo se sintió mal: catarro, ojos llorosos, gripe, dolor de cabeza. Aunque era un moreno robusto de 39 años, con cuerpo de toro, el viernes 17 no pudo levantarse.
"Seguro tengo esa pinche enfermedad", dijo aterrado la noche del 23 de abril, cuando vio en la televisión al secretario de Salud, José Ángel Córdova, decretando la emergencia por influenza.
"No la agarraste, tú eres fuerte", intentó tranquilizarlo Lourdes.

Al día siguiente, a las ocho de la mañana, él ya hacía tila en el Hospital General de las Comunidades Europeas, en Iztapalapa. A las 11:30 le diagnosticaron pulmonía y le dieron el ingreso.
"Lo inyectaron, le pusieron suero, lo tuvieron en una silla porque ya no había lugar en Urgencias, no cabía. Lo sentaron junto a un niño que tenía apendicitis y un señor enfermo de las vías respiratorias", narra su esposa en la sala donde reza el novenario.
A las cuatro horas de espera consiguió una cama. Lourdes estuvo acompañándolo y estuvieron siempre rodeados por otros pacientes. Aunque el secretario había anunciado la epidemia, en el hospital no hubo escudo sanitario y no lo aislaron:
"Urgencias estaba lleno, si había 30 camas eran pocas, todos estaban apretados. Había chicas que habían dado a luz y nomás los separaban a todos las cortinas", dice ella.
Los médicos le dijeron a Lourdes que se despidiera de él porque ningún paciente de influenza había sobrevivido. Ella lo abrazó, le dijo que le echara ganas, que iba a recuperase. Pero él falleció el sábado 25.
"Estaba calientito mi esposo, lo abracé, lo besé todo, el doctor me dejó estar con él", dice toda ella hecha lágrimas.
Hugo no aparece en la lista de las defunciones por neumonías atípicas ocurridas en el Distrito Federal ese sábado, en el que murieron 15 personas, tres de ellas jóvenes y sin historial de enfermedades.
Lourdes recibió el cuerpo del hombre que fue su chambelán de 15 años y con quien dio una fugaz probada a la vida en pareja. Iba a velarlo y enterrarlo en domingo, pero un amigo le aconsejó que lo enterrara de inmediato.
El lunes le detectaron pulmonía a ella y le recetaron un antiviral inexistente en farmacias. Su familia solicitó ayuda a amigos de Puebla, Veracruz. Querétaro y Quintana Roo para pescar el medicamento, pero no hubo. Pensaban que ella también moriría, hasta que un funcionario del gobierno capitalino los orientó para que pidieran el fármaco al Seguro Social.
Ella, su mamá, sus hermanos y sus sobrinos fueron sometidos a exámenes; no les hallaron rastros de influenza.
"No tenemos el bicho", dice su hermana con la convicción de quien quiere ser es-cuchada por los vecinos, que tratan a su familia como si estuviera apestada.
"Piensan que tenemos la enfermedad. Nadie nos quiere hablar. El otro día que venía del médico me sentí como esos perros echados a perder, una vecina me cerró la puerta", dice la abuela.
Hugo sospechaba que lo había contagiado un muchacho de Texas enfermo, que les estornudó en la cara a él y a un amigo en un tianguis. Ambos compartieron agua con él y contrajeron gripe.
Lourdes no alberga el virus pero tiene encapsulado el coraje: "Las autoridades hubieran avisado antes, a lo mejor no con la alarma con la que suspendieron clases, sino más tranquilo, días antes. Con que hubieran dicho que había ese riesgo hubiéramos tomado conciencia".
La foto de Hugo, bienamado, envuelto en el dibujo de un corazón, está en el altar improvisado en casa de su suegra.
El se fue suspirando por la vida que llevaba en Boston, como chofer de limusina. Ella recuerda que en el hospital de Iztapalapa, en el tumulto, él comenzó a extrañar Boston. “Me decía que la vida allá era diferente, que allá todos tienen seguridad social, que vas al hospital, te atienden, tienen máquinas y médicos. Estaba enojado. Decía: 'pinche país, namás vine a morirme. Me arrepiento de haberme quedado”.



The deads of the system
Marcela Turati
Process 1 of Mayo 2009 Mexico D.F.
There are addresses that do not appear in the official registry of deaths in the Federal District, but in that mourning by people keeps who died by respiratory diseases. Process entrevistó to relatives and doctors; it crossed hospitals, and one ran into with histories that undress the weaknesses of a colapsado system of health. A system that in some cases finished giving to people a kick to the abyss.

The death by influenza in México has the face of a assistant director of the ISSSTE that was in some and waiting list while a bed was freed, a pneumologist antiviral. The one of a countryman who passed his last hours in a chair, sharing the air and the shoulder with other patients in casualty department. The one of a young person arquitecta shut in without diagnosis next to infected patients. The one of a boy of five years to that they denied the vaccine to him of influenza winter because the nurse considered that already he was “bigboy”…
They are registered in the official binnacles - without analysis of laboratory of by means like “died by influenza”. They have name, last name, a cancelled future and families who cry to them and say a pray`s(novenario) to them.
They share a file of missed or delayed diagnoses to each other, the previous peregrination between clinics (public, prevailed or “similar”), purgatorio in waiting rooms, the lack of the drugs that had saved them the life.
Their registered deaths comprise of the 264 of the 1 to 26 of April in the City of Mexico because of “acute respiratory insufficiencies” or “atypical pneumonias”, which does not mean that it is by force of cases influenza A.
Until the 13 of April, day that the first woman by that variety of influenza died in Oaxaca, 108 deaths by respiratory causes in the capital had been registered. The following 13 days perished many more: 156.
Llama the attention that the first 21 days of April nine smaller people of 40 years without file of diseases passed away of atypical pneumonias, and that from the 22 to the 26, in only five days, eight young people passed away and, shortly before, healthy.

The official statistic to which this weekly magazine had access cuts Sunday 26, three days after the epidemic was recognized officially. The inexplicable death touched the same to a counter employee of 22 years, in Ixtapaluca; to a mess attendant of 26 years of the Álvaro Obregón delegation; to a thirtyish employee and a doctor, respectively of Iztapalapa and the State of Mexico; that to a housewife of Neza, to one arquitecta of 26 years, and a boy of 9, Tlalpan.
In the Iztapalapa delegation of the Federal District 22% lived on the people who died by “respiratory causes” between the 13 and the 26 Anril, 11% in Gustavo A. Log, 9% in Venustiano Carranza and 7% in Iztacalco, Benito Juárez and Álvaro Obregón.
Delos passed away, 87 were men and 84 women. 34% were less than 40 years old.

Treatment like a any
Funeral registry 265 corresponds to a mexiquense doctor of 32 years. The cause of its death was registered in the official binnacles like “serious acute pneumonia: influenza”.
The young person whose name is omitted, was assistant director of the ISSSTE of the Texcoco and took care of relatives like general doctor. He was married with the young person with whom one fell in love since they initiated together the medicine race. He was son of another doctor and he had two brothers.
The second week of April felt hare and pain bones, and had cough. As automedicó and did not feel like improvement, a colleague raised the dose to him. Days later he threw fle-but with blood. One became studies that determined pneumonia. It tried to go into in the General Hospital of the Americas, but they did not accept it: there were beds no available. In a particular laboratory it had to remove to boards from lung and thorax.
Saturday 18 was able to enter to intensive therapy of the Hospital of the ISSSTE located in the Polytechnical avenue. It already went unconscious.
Medecines that prescribed to him not were in the pharmacy of the hospital. Their relatives, one of them doctor of the ISSSTE, called to the managers of Toluca so that “they released” to Ios medecines
Because, they maintain, “yes had”.
The family had to contract a deprived pneumologist of the ABC hospital, because the ISSSTE did not have any available one. The doctor diagnosed that they were giving bad service him to the patient and said that needed equipment to take care of it.
Ana Lilia, the sister of the doctor - with he covers mouths from back with the grate with his house closed with key-- he remembers: - My papa and my sister-in-law spoke with the director, said to him that he dies possible that they thus dealed with to a civil servant about level assistant director the ISSSTE, that how they treated it like any other relative”.
The family suffered the cruel hospitable bureaucracy. Without compassion, the doctors said to them that he was going to die and the news, thus, of botepronto. It caused that the nerves of the mother you would colapsaran.

“I enter Saturday and until Wednesday they gave the antiviral one him. If they had occurred it in time were it drawee”, the sister of sad eyes says. From inside of its house of social interest the shout of its son, boring is listened to by the confinement.
The doctor passed away the 25 of 10 April to and average in the morning. That same day, in intensive therapy, was hospitalized its brother, with the same symptoms.

They did not know what had
In the photos. Adriana appears smiling, embracing to his dogs happy sausage and skiing. What was going to worry to this twentyish one just withdrawn about architecture? Not a cold.
'' The truth, my daughter did not take care of flu, bathed at night and soon left with pijama thing(ralita), left the open window and here in long ago cold Ajusto. When it was put bad had the opened Window, it gave pneumonia him, was not influenza. I do not know if they infected it in the hospital, I do not know that it happened.”
Her mother says it, Silvia Vaca, who wants to speak of his daughter so that all find out that it did not die by the epidemic, with the purpose of to avoid the marginalization, of which already it was object by some familiar that did not want To guard it.
Adriana appears in the registry of respiratory deaths by the evils in the Federal District with a landmark: “Pneumonia by virus of influenza-. Her mother denies it. It says that Tuesday 21 entered the private hospital San Jose with pneumonia diagnosis.
A day after the government decreed the emergencia, when Adriana already was in intensive therapy, in the hospital suggested to them changed it to another place. “It was urgent to Them that we removed it from there”, says Mrs. Silvia.
Adriana entered to the Medical Center of Specialties, to the fifth floor, bed 514, direct to the pavilion for patients with influenza. Her family no longer returned to see it. She died less than in 24 hours, Saturday 25 in the morning.
“There was negligence - she accuses: in center Doctor had the obligation to do a study to him before putting it to where there was influenza. And in the San Jose this Monday hardly gave the studies to us that made him to see if he were influenza, and it left negative. Or why they give it to me, if or my daughter death”
In the nebula of the diagnosis and the distrust it was also the family of Oscar Corona Perez, a boy of five years who shows himself in the photo of his last birthday, watching his pie, in the room of his house, next to which their ashes rest.

Until the Easter she had fever. A particular doctor diagnosed influenza to him and the doctor, another one changed the prescription to him. Thursday 16 complained the pain throat as much that their papas took it to clinic 11 of the IMSS but they did not allow to leave it them because he did not have fever. The same in clinic 27.
The morning following, Oscar entered to the hospital the Race, by Urgencies, vomited and he was convulsed. They diagnosed pneumonia to him, later bronchopneumonia, as soon as perhaps it had “a virus or a bacterita”.
“Since they raised it I was in agreement because they only gave a quarter him for him. he thought that he was rebién taken care of, until later I knew that he was isolated”, he says Marisela Perez, his mother.
Oscar died the 24. In the hospital they ordered to them to incinerate it, “so that the virus did not go to leave”. Its death is not registered in the official statistics. In his act of death, nevertheless, it is read like death cause: “Pneumonia by influenza”.
“The doctors accused to me by negligence, said to me that why had not vaccinated it, but I yes took it to vaccinate in December, but they did not put the vaccine to him that because it was just until both years”, defends she.

“Soaps are needed”
Other faces of this modern plague are those of the doctors and nurses who, gropingly, without warning, intuited that something rare had in the atmosphere, improvised measures to isolate the avalanche of patients with atypical pneumonias and, in some cases, give the fight to demand special equipment in their hospitals.
“We requested consumptions, gogles, covers mouths, dressing gowns, soap, because we do not have”, he said the Adriana physiotherapist, one of the workers of the National Institute of Respiratory Diseases (INNER) that left to at noon indicate to the street Monday 27. Back her, nurse Maru Vargas, with 35 years on watch, complained which he took covers mouths like unique protection, although he took care of the patients of Urgencies.
“All the patients mix themselves - she details, from whom they have asthmatic crisis, tuberculosis or influenza. There they must wait for until the beds are evacuated.”
Influenza before called pig undressed before the world the weaknesses of the Mexican system of health, where the patients must beg for a turn for a kidney dialysis, the waiting lists to receive processing are interminable and each patient must take to his gauzes and bistouries for his operation. Where the doctors pronounce themselves for want of consumptions.
“The doctors yes we were preparations for this contingency but everything was obstructed in the organizational system: orders did not occur from the central offices, as soon as the spaces in the hospitals are being armed, is no a pursuit epidemiologist for the infected ones and their families, have not armed themselves to the equipment of medical attention of each hospital, does not appear the essential equipment that we had”, lament a doctor who works in the IMSS and the ISSSTE, that is enabled for the control of epidemics.
“The unique thing that has done well is to warn to wing population and now we are in a fight against the time”, she thinks. This it is the health system that they must face the people infected by influenza. The same that gained the contest of the more useless bureaucratic proceeding and wins in recommendations by violation of human rights; in that the examinations for medical residences are sold; the licitations gain them the friendly of the governors and compadres occupies secretariats of health and directions of hospitals.

The nationality of the death
Does influenza respect the nationality? If no, why don't the Americans (gringos) die? If Hugo Garcia had become ill in the United States had been saved? The doubt is cruel but real. After 20 years in Boston, Hugo returned to Mexico, eeted again himself with Lourdes, enamored his since they were 15 age, and five months ago they married.
In the middle of April, Hugo felt bad: tearful cold, eyes, influenza, headache. Although he was a robust colored person of 39 years, with bull body, Friday 17 could not rise.
“Surely I have that damned little disease”, it said terrified the night of the 23 of April, when it saw in the television the secretary of Health, Jose Angel Cordoba, decreeing the emergencia by influenza.
“You did not take hold it, you are strong”, she tried to tranquilize it Lourdes.

On the following day, to eight in the morning, he already did tila in the General Hospital of the European Communities, in Iztapalapa. To the 11:30 they diagnosed pulmonía to him and they gave the entrance him.
“They injected It, they put serum to him, they had it in a chair because no longer there was place in Urgencies, it did not fit. They seated it next to a boy who had appendicitis and an ill gentleman of the respiratory tract”, her wife in the room narrates where she says the novenario.
To the four hours of delay she obtained a bed. Lourdes was accompanying it and always were surrounded by other patients. Although the secretary had announced the epidemic, in the hospital there was no sanitary shield and they did not isolate it:
“Urgencies were full, if there were 30 beds were few, all were tight. There were girls whom they had given to light and just they separated them to all the curtains”, she says.
The doctors said to him to Lourdes who took leave of him because no patient of influenza had survived. It embraced it, said to him that she threw desire to him, that went to recovered. But he passed away Saturday 25.
“My husband Was wharm (calientito), embraced it, kissed it everything, the doctor let to me be with him”, she made tears says all.
Hugo does not appear in the list of the deaths by atypical pneumonias happened in the Federal District that Saturday, in which 15 people died, three of young them and without file of diseases.
Lourdes received the body of the man who was his chamberlain of 15 years and with who gave fleeting a proven one to the life in pair. He was going to guard it and to bury it in Sunday, but a friend advised to him that he buried it immediately.
Monday detected pulmonía to him to her and they prescribed antiviral a nonexistent one to him in pharmacies. Her family asked for aid to friendly of Puebla, Veracruz. Querétaro and Quintana Roo to fish the medicine, but did not have. They thought that she also would die, until a civil servant of the capital government oriented them so that they requested the drug to the Social Insurance.
It, their mother, her brothers and their nephews was put under examinations; they did not find signs to them of influenza.
“We do not have the tiny beast”, her sister with the conviction says of that wants to be listened to by the neighbors, who treat their family as if she was infested.
“They think that we have the disease. Nobody wants to speak to us. The other day that came from the doctor I felt like those thrown dogs to lose, a neighbor closed the door to me”, the grandmother says.
Hugo suspected that she had infected it a boy of ill Texas, that sneezed to them in the face to him and a friend in tianguis. Both shared water with him and contracted influenza.
Lourdes does not shelter the virus but the anger has encapsulation: “The authorities would have warned before, perhaps not with the alarm with which they suspended classes, but calmer, days before. With which they had said that there was that risk we had taken brings back to consciousness”.
The photo of Hugo, loved (bienamado), surrounded in the drawing of a heart, is in the altar improvised in house of its mother-in-law.
One went sighing by the life that took in Boston, like driver of limousine. She remembers that in the hospital of Iztapalapa, the tumult, he began to surprise Boston. “It said Me that the life was different there, that all have social security there, that you go to the hospital, they take care of to you, have machines and doctors. He was angry. It said: 'damned little country, only (namás) I came to die. Regret I to have had left”.

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