"La práctica médica no entraña solamente tejer, entretejer y tener activas las manos, sino que debe inspirarse en el alma, estar plena de conocimiento y tener como componente preciado la observación aguda y minuciosa; todo ello, junto con los conocimientos científicos exactos, son los requisitos para que la práctica médica sea eficiente."
Moisés ben Maimón (1135-1204)

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jueves, 24 de enero de 2008

Divina genética

En el Antiguo Testamento, Dios puso a prueba la integridad de Job permitiendo que Satán le cubriese con úlceras dolorosas. Este episodio llevó al nombre del “síndrome de Job“, una enfermedad rara caracterizada por la presencia de furúnculos, dermatitis y quistes infectados de pus en los pulmones. Se cree que el culpable es un exceso del compuesto inflamatorio inmunoglobulina E. ¿Por qué este exceso? De acuerdo a un estudio publicado en la edición online del 19 de septiempre de la revista The New England Journal of Medicine, ciertas mutaciones en el gen STAT3 provocan un desequilibrio en esta proteína reguladora. Descifrar las bases genéticas de esta enfermedad ayudaría a concebir tratamientos para esta enfermedad, y tal vez un día los pacientes de esta dolencia logren el alivio que finalmente Dios le otorgó a Job.

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