"Genética para todos", de Steve Jones
El diario británico "The Times" fue el que llevó las ideas de Jones al ciudadano común y corriente, al publicar sus teorías. Y la cosa estalló. El investigador destaca, sobre todo, el daño que la falta de padres de edad avanzada está causando al ritmo de la evolución humana. Steve afirma que las mutaciones en las células contenidas en el esperma son más probables a medida que la edad del hombre aumenta, situación que se acentúa a partir de los 35 años. El hecho de que seamos padres cada vez a más temprana edad (una forma elegante de decir que los tíos viejos tienen cada vez menos hijos) hace que la frecuencia con la que aparecen mutaciones disminuya.
A pesar de que el sentido común nos dice que la contaminación a la que estamos sometidos, que incluye desde las centrales nucleares hasta el humo de los motores de los coches, debería bastar (y sobrar) para convertirnos en unos absolutos mutantes en unas pocas generaciones, parece que en realidad no es tan así. "Cada vez que hay una división celular, hay una oportunidad para el error o la mutación", dice Jones. Pero si somos padres a los 20 años, nuestro esperma no ha tenido tantas oportunidades de ser modificado como si lo hacemos a los 50.
"Mutación", de Gonzalo Abril Bernal
Al respecto, las estadísticas exhibidas por el científico demuestran que, al menos en Occidente, si bien los padres suelen empezar algo tarde a procrear, también dejan de hacerlo muy temprano. A los 29 o 30 años, las células de un padre típico han sufrido unas 300 divisiones, mientras que en el caso de un padre de 50 años, superan las mil. Entonces, el hecho de que los hombres sean padres a corta edad es la principal causa de que la evolución humana esté prácticamente detenida.
Siempre que hablamos de “evolución” o “mutación” tenemos que recordar que nos estamos refiriendo a cambios de algún tipo, que no necesariamente tienen que ser (desde nuestra óptica) buenos. En cuanto a la edad de los progenitores, se sabe que en Camerún al menos la mitad de los hombres tienen hijos después de haber cumplido 50 años; que en Pakistán solo uno de cada cinco hombres de esa edad tiene hijos y que en Francia nada más que uno de cada veinte hombres es padre después de los 50. "De forma imprevista, hemos bajado (en Occidente) el ritmo de mutaciones por un cambio en los patrones reproductivos", explica Jones.
Tu esperma puede volverse algo muy codiciado.
Pero no sólo tememos que echar la culpa de nuestra falta de evolución a los pobres (y jóvenes) espermatozoides. También la disminución de las tasas de mortalidad, especialmente en los individuos jóvenes, tiene un impacto negativo en la evolución de la especie. Por ejemplo, en los países de occidente el 98% de las personas sobrevive a los 20 años, debilitando la selección natural. La falta de cambios aleatorios hace que los humanos seamos diez mil veces más parecidos entre nosotros de lo que deberíamos. Parte de la culpa es de la agricultura, que nos ha permitido crecer de forma exponencial (sin ella, solo seriamos medio millón de personas en todo el planeta), haciendo que todos los grupos humanos estén conectados entre sí. Mientras que el aislamiento hace que los cambios permanezcan a través de las generaciones, la mezcla constante favorece a la uniformidad.
No sabemos que tan de acuerdo pueden estar los demás científicos respecto de estas afirmaciones, aunque sospechamos que (muy) pronto nos enteraremos. Tampoco es fácil “medir” el grado de mutación que, como raza, hemos tenido en unas pocas décadas, ya que cualquier proceso evolutivo, en una población tan grande como la humana, requiere de siglos para ser evidente. No obstante, el planteamiento de Jones es, como mínimo, inquietante. Por lo pronto, si eres un varón de más de cincuenta años aprovecha: tu esperma puede volverse algo muy codiciado. Y siempre nos queda el camino de los borgs tanto como el del transhumanismo, si es que queremos "evolucionar" para ese lado.
Fuente: Neo Teo
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