El estudio en cuestión podría permitir la elaboración de un producto comercial basado en esta proteína, cuyas características microbicidas son muy efectivas contra este virus. No es la primera vez que se logra desarrollar un microbicida como este, pero nunca habían sido convertidos en productos disponibles en gran escala por el gran costo que implicaba su producción masiva. El nombre de la proteína que, gracias a la introducción de genes de un alga roja puede producir la Nicotiana, es Griffithsin (GRFT).

Los científicos tenían conocimiento de que la GRFT era efectiva contra el VIH, ya que interfiere de manera eficaz con el mecanismo que emplea el virus para infectar células sanas. "Estas proteínas han demostrado ser una protección eficaz contra el VIH, y la GRFT quizás sea uno de los inhibidores más potentes encontrados hasta ahora", dice Kenneth Palmer, un biólogo de la Universidad de Louisville (Kentucky). Palmer fue quien dirigió uno de los equipos de investigación, además de trabajar para Intrucept Biomedicina, una compañía de biotecnología que se encargaría de la comercialización de los microbicidas.
Ya hemos visto otras veces cómo una noticia de este tipo resulta ser mucho menos espectacular de lo que en un principio parece. Por alguna razón, el tiempo pasa y el producto prometido no aparece en el mercado. Pero lo que llama la atención es el hecho de que ya se conociesen microbicidas como este, pero que “por el gran costo que implicaba su producción masiva” nunca se pusieron a disposición del público. ¿Qué significa esto? Sin ánimo de alentar teorías conspirativas ni mucho menos, uno puede preguntarse cuál es el precio de una vida humana. ¿Qué significa “caro” cuando una vida depende de ello? Es posible que haya existido algún otro motivo por el que nunca se comercializaron esos productos. Seria muy triste que por una mera cuestión de dinero millones de personas hayan muerto de SIDA.
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