La presión arterial, en especial la presión sistólica, se eleva en forma progresiva según aumenta la edad, este incremento podría ser considerado como un proceso propio de la senescencia humana, sin embargo, este no es un fenómeno inocuo "normal" o "natural" pues a mayor presión arterial más riesgo para enfermedad cardiovascular. La velocidad del incremento de la presión arterial, varía de persona a persona y cuando la presión arterial alcanza en forma sostenida las cifras de 140/90, hablamos de hipertensión arterial, la que es conocida desde el siglo pasado como la más frecuente e importante razón aislada para reducir la esperanza de vida de los seres humanos.
Solamente en u pequeño grupo de hipertensos, vistos en el primer nivel de atención a la salud en <5% es posible encontrar una causa única, esto es una enfermedad que produce hipertensión arterial, a este grupo lo conocemos como hipertensión arterial secundaria, por lo tanto la mayoría de los hipertensos se clasifican como portadores de hipertensión primaria o esencial y cuando hablamos simplemente de hipertensión arterial nos referimos a la primaria o esencial.
El fenómeno de hipertensión arterial es tan frecuente (1 de cada 3 adultos), que se justifica y de hecho se obliga tanto el tamizaje activo de la población general, como a la detección oportuna de la hipertensión, esto es, todo adulto debe ser obligatoriamente evaluado de los niveles de su presión arterial, aprovechando por ejemplo su visita al médico, al odontólogo, a las clínicas, hospitales y a las farmacias, cualquiera que haya sido la razón para acudir a estos lugares.
La presión arterial debe ser medida cuidadosamente, siguiendo las reglas establecidas en todas las guías y consensos existentes, y la medición casual de la presión sigue siendo el principal y más simple indicador que permite el diagnóstico de la hipertensión y el diseño de su tratamiento y el control de la calidad de este.
Cada día hay más información sobre el hecho que la medición de la presión fuera del consultorio, ya sea por medio de un protocolo de medición domiciliaria o más precisamente por la medición ambulatoria de la presión arterial (MAPA), agregan datos muy valiosos sobre las características del proceso hipertensivo y permiten detectar fenómenos muy importante como la hipertensión del consultorio, con normotensión en casa (hipertensión enmascarada), también permiten el estudio de la variabilidad de la presión arterial, la magnitud de su descenso nocturno, su elevación matutina y la cuantificación de la carga total de presión tanto diurna como nocturna, condiciones que impactan en el riesgo final del hipertenso.
La hipertensión arterial en cada sujeto se da en un contexto particular que modifica el riesgo de cada persona para sufrir complicaciones, en especial por ateroesclerosis. Es por ello que el hipertenso arterial debe ser estudiado para determinar su riesgo de complicaciones. También debe conocerse el nivel de daño que la hipertensión ha hecho a nuestro paciente, principalmente en los vasos arteriales, el corazón, el riñón y el cerebro.
Tomando en cuenta los niveles de presión por un lado y por ltro la presencia de otros factores de riesgo y las evidencias de daño sintomático o asintomático de los órganos víctima de la hipertensión se puede calcular razonablemente el riesgo de la persona y planear un tratamiento adecuado para esta condición.
Múltiples estudios han demostrado que los medicamentos antihipertensores en los cinco grupos actuales (Diuréticos, Beta-bloqueadores, Antagonistas del Calcio, Inhibidores de la Enzima de Conversión de la Angiotensina y Bloqueadores de los receptores tipo 1 de la Angiotensina II), son capaces solos o en combinaciones de controlar la hipertensión, y si este control es adecuado y sostenido por toda la vida, de reducir significativamente las complicaciones del proceso hipertensivo, lo que redunda en una recuperación de años de vida con calidad, que se perderían si el hipertenso no se controla.
El éxito del tratamiento depende pues de su adecuada intensidad y tiempo de inicio y desde luego de alcanzar y mantener el resto de la vida,mno solo niveles adecuados de presión, sino también de lípidos circulantes, de glucosa y de peso corporal.
Para tener éxito con el manejo medicamentoso de la hipertensión, se requiere una prescripción correcta de las modificaciones al estilo de vida y los medicamentos, del acceso del paciente a enfoques conductuales profesionalizados, a medicamentos de calidad y al seguimiento permanente y adecuado de estas maniobras y medicamentos el resto de la vida.
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