En términos generales la evitación o evasión se caracteriza por un patrón general de inhibición social, sentimientos de inadecuación y gran hipersensibilidad a la evaluación negativa.
En muchas ocasiones se acompaña de conductas fóbicas, pensamientos obsesivos y síntomas de activación fisiológica.
El inicio del trastorno es en la adolescencia o a principios de la edad adulta. Los niños que manifiesta conductas de hiperirritabilidad, mal humor, tensión y distanciamiento puede tener un patrón de evitación, generando actitudes hostiles y de rechazo en sus padres y grupos sociales.
La prevalencia de este trastorno se ha descrito en 10% de los pacientes en tratamiento no hospitalario.
Trastorno de la personalidad evasiva:
- Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
- Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás a no ser que esté seguro de ser apreciado.
- Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.
- Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
- Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación.
- Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás.
- Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.
Se debe tener precaución cuando hay conducta impulsiva que se considere peligrosa y que no pueda controlarse con el tratamiento ambulatorio.
El procedimiento sigue siendo un tema controvertido, hay algunos modelos que los médicos pueden seguir para éste, centrados específicamente en el diagnóstico y la comorbilidad, así como en los síntomas sobresalientes, sugiriéndo los betabloqueadores, benzodiacepinas y los inhibidores de la recaptación de la serotonina (dirigidos especialmente al tratamiento de hiperactivación y ansiedad).
Como en casi todos los trastornos mentales, la terapia debe ser combinada, farmacológica y terapéutica.
La psicología ofrece varias alternativas de intervención, la que más ha dado resultado es la terapia de conducta ya sea individual o grupal. En algunos casos la terapia familiar también es una alternativa cuando es un sistema mantenedor de la sintomatología y representa a la vez un espacio de cambio.
La falta de atención puede causar que el impacto en la vida de los sujetos se generalice y lleve a la incapacidad para enfrentar los retos sociales en los distintos escenarios.
BIBLIOGRAFÍA
- TRASTORNO DE PERSONALIDAD POR EVITACIÓN. Julia Velázquez Cardoso. Prescripción Médica Año 38 Núm. 456 Octubre 2015. Pág. 1 - 3.
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