Usando un método innovador, los investigadores examinaron la actividad genética en el hígado de ratón cada hora durante 48 horas, encontrando 10 veces más genes controlados por el reloj de 24 horas que los conocidos.
Éste es también el primer estudio en el que se han descubierto otros ciclos, aparte del circadiano, funcionando en un animal vivo.
Estos descubrimientos contribuirán a un mejor conocimiento de las alteraciones de los ritmos circadianos normales que contribuyen a una multitud de patologías como enfermedad metabólica y cardiovascular, cáncer y trastornos relacionados con el envejecimiento.
La frecuencia principal, algo que no asombra, es el ciclo de 24 horas, el cual prevalece sobre cualquier otro. En cambio sí ha resultado una sorpresa el descubrimiento del ciclo de 12 horas y, en especial, el de 8.
Para el ciclo de 12 horas, puede haber una explicación relativamente obvia: Los genes de 12 horas predicen, a grandes rasgos, el crepúsculo y el amanecer. Éstas son dos transiciones estresantes que el cuerpo y la mente se ven obligados a experimentar una y otra vez. El cambio en la expresión genética controlada por estos armónicos puede ayudar a un animal a prepararse para los cambios conductuales y fisiológicos que acompañan la transición desde la luz a la oscuridad y viceversa.
Para el ciclo de 8 horas, tal como reconoce John Hogenesch (Universidad de Pensilvania), no se tiene todavía una explicación clara.
Para el ciclo de 12 horas, puede haber una explicación relativamente obvia: Los genes de 12 horas predicen, a grandes rasgos, el crepúsculo y el amanecer. Éstas son dos transiciones estresantes que el cuerpo y la mente se ven obligados a experimentar una y otra vez. El cambio en la expresión genética controlada por estos armónicos puede ayudar a un animal a prepararse para los cambios conductuales y fisiológicos que acompañan la transición desde la luz a la oscuridad y viceversa.
Para el ciclo de 8 horas, tal como reconoce John Hogenesch (Universidad de Pensilvania), no se tiene todavía una explicación clara.
Fuente: U. Penn
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