"La práctica médica no entraña solamente tejer, entretejer y tener activas las manos, sino que debe inspirarse en el alma, estar plena de conocimiento y tener como componente preciado la observación aguda y minuciosa; todo ello, junto con los conocimientos científicos exactos, son los requisitos para que la práctica médica sea eficiente."
Moisés ben Maimón (1135-1204)

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viernes, 24 de julio de 2009

Científicos identifican genes «anticongelantes»

El estudio, publicado en la revista BMC Genomics, recibió parte de su financiación del proyecto SLEEPING BEAUTY («Dormancia de células y organismos: estrategias de supervivencia y conservación»), financiado a su vez por el área de actividad NEST («Ciencias y tecnologías nuevas y emergentes») del Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea.

«Este es el primer estudio molecular exhaustivo sobre los mecanismos que hacen posible la supervivencia al frío de esta especie», comentó Melody Clark, del British Antarctic Survey y autora principal del artículo. «Este tipo de información interesa a ecologistas y a aquellos dedicados al área médica de la criobiología.»

Muchas especies de colémbolos son capaces de sobrevivir a bajas temperaturas gracias a la técnica de «prevención de congelación», mientras que otras poseen tolerancia a la congelación. Pero el M. arctica utiliza una tercera técnica menos común, conocida como deshidratación crioprotectora. Cuando baja la temperatura, estas diminutas criaturas se deshidratan, adoptando mediante este proceso la apariencia de una cáscara seca.

Cuando la temperatura se suaviza los insectos vuelven a hidratarse y continúan con su actividad normal.

En este estudio, investigadores del British Antarctic Survey (Reino Unido) y de la Universidad de Novi-Sad (Serbia) aunaron esfuerzos con el fin de identificar los genes que controlan el proceso de deshidratación e hidratación.

Sus análisis desvelan la activación de una amplia gama de genes cuando desciende la temperatura, entre los que se encuentran algunos que controlan la producción de un anticongelante natural denominado trealosa además de genes dedicados a la remodelación de tejidos y células.

Cuando aumentan las temperaturas y esta criatura se recupera, se activan también genes que participan en la producción de energía, reparación de tejidos y división celular. Los descubrimientos podrían ser relevantes para quienes trabajan en técnicas de conservación de células y tejidos a temperaturas bajas durante largos periodos de tiempo.

«El trabajo forma parte de un proyecto europeo más amplio denominado SLEEPING BEAUTY, mediante el cual se trata de averiguar cómo logran sobrevivir distintos tipos de animales al proceso de desecación», afirmó la Dra. Clark. «Conocer la forma en la que sobreviven ciertos animales a medios extremadamente fríos puede llegar a aportar soluciones innovadoras a la investigación médica y la conservación de tejidos dedicados a trasplantes.»

Fuente: MadridMasD

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