El asma bronquial se define como un trastorno inflamatorio crónico de las vías respiratorias que se asocia a hiperreactividad bronquial y que conduce a episodios recurrentes de sibilancias, disnea, opresión torácica y tos. Es la enfermead crónica más frecuente en la infancia y la principal causa de borbilidad; ocasiona fecuentes ausencias escolares, visitas al departamento de emergencia y hospitalizaciones. La atopia está presente en la mayoría de los niños con asma y la sensibiliación específica a alérgenos representa uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de esta enfermedad bronquial. Al día de hoy, ninguna intervención ha demostrado ser capaz de prevenir el desarrollo de asma o modificar el curso natural a largo plazo de la enfermedad. El objetivo del tratamiento del asma es lograr el control de las manifestaciones clínicas de la enfermedad respiratoria,, manteniéndolo durante períodos prolongados mediante agentes seguros y costo-efectivos. Al igual que en adolescentes y adultos , la terapia inhalatoria con agonistas B2-adrenérgicos y corticosteroides constituye la píedra angular del manejo efectivo del asma en niños mayores de 5 años. El inhalador presurizado de dosis múltiples con espaciador es considerado el dispositivo de primera línea por sobre la nebulización.
Hoy en día, independientemente de la edad, la Global Initiative for Asthma (GINA) y el Expert Panel Report 3 (EPR 3) del National Asthma Education and Prevention Program recomiendan la inhalación de corticoesteroides como principal opción controladora en niños con asma persistente. Esta indicación se sostiene por numerosos estudios controlados con placebo que demostraron que la terapia con corticosteroides mejora la función pulmonar, reduce los síntomas y la necesidad de medicación de recate y previene el desarrollo de exacerbaciones de la enfermedad respiratoria. En el plano de la tolerabilidad y la seguridad, GINA reconoce que los corticoesteroides inhalados en dosis bajas son seguros en niños y no se asocian a efectos adversos sistémicos significativos. Sin embargo, la inhalación de dosis altas pueden provocar efectos secundarios sobre el crecimiento y la actividad del eje hipotalámioco-pituitario-adrenal. En aquellos pacientes pequeños con asma que no logran el control de la enfermedad con dosis bajas de corticoesteroides inhalados, se han planteado tres opciones diferentes para la identificación del tratamiento:
- El aumento de la dosis del corticosteroide inhalado.
- La combinación del glucocorticoide con agonistas B2-adrenérgicos de larga duración o
- La asociación del glucocorticoide con el antagonista de leucotrienos montelukast.
El consenso EPR 3 del año 2007 recomienda aumentar la posología del corticosteroide inhalado hasta dosis medias en niños menores de 4 años e iniciar la terapia combinada con agonistas B2-adrenérgicos de larga acción o agentes antileucotrienos en aquellos sujetos asmáticos mayores de 5 años. Entre las diferentes alternativas terapéuticas disponibles para la intensificación del tratamiento en niños con respuesta insuficiente a cortiocosteroides inhalados en monoterapia, se destaca la combinación de propionato de flñuticasona con salmeterol, la que ha sido estudiada en numerosos estudios clínicos controlados que incluyeron niños mayores de 4 años.
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